Fecha de recepción:
8 de noviembre de 2024

Fecha de aceptación:
25 de febrero de 2025

* Estudiante de doctorado en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)-Cuajimalpa. En 2022 recibió la Medalla al Mérito Universitario que otorga la UAM, y en diciembre de 2023 ganó el Premio 2024 para Proyectos de Tesis de Investigación Histórica (nivel doctorado) del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México. Ha participado en congresos nacionales e internacionales. Ha sido aceptada en talleres doctorales como la Winter School del International Committee for the History of Technology (ICOHTEC-EUA). Sus intereses de investigación se centran en la historia de la ciencia, la medicina y la tecnología en el siglo XX mexicano.

Contacto: deyanira.cuanal@gmail.com

Introducción

El 31 de agosto de 1949, The New York Times anunció que cinco pulmones de acero serían llevados de Estados Unidos de América a la India para ayudar en la lucha contra los brotes de poliomielitis que estaba enfrentando aquella nación.1 Los viajes de los pulmones de acero a lugares distantes fueron seguidos por la prensa internacional, principalmente porque su llegada generó la esperanza de poder salvar vidas y ayudar a amortiguar los efectos de la enfermedad. La poliomielitis es un padecimiento que comenzó a ser considerado grave después de 1945, ante el aumento de lo que se llamó su forma “salvaje”, que no significaba otra cosa que la enfermedad acompañada de una parálisis aguda, la cual podía provocar la muerte. Así, el traslado de los pulmones de acero no fue un hecho contingente sino una práctica generalizada en el contexto internacional, resultado del aumento de los brotes de poliomielitis y de la búsqueda de una máquina terapéutica para este padecimiento. El artículo se dirige a problematizar esta búsqueda a partir de la revisión de una serie de casos que examinan las condiciones en que los pulmones de acero emergieron como tecnología terapéutica antes de 1949; los significados que les fueron investidos y las prácticas de cuidados que les acompañaron; y, finalmente, su abandono paulatino después de 1953. En sentido general, este tema permite complejizar la serie de tensiones que emergen entre humanos y máquinas en contextos epidémicos, la adaptación y la adopción de tecnología a condiciones locales diversas y el abandono de las expectativas en algunas máquinas.

Para cumplir con estos objetivos, el artículo se divide en cuatro secciones. La primera describe el proceso científico que permitió establecer las cepas de la poliomielitis junto con sus estrategias de tratamiento, en donde los pulmones de acero fueron la principal opción terapéutica; este contexto permite configurar a dichos pulmones como un objeto histórico de tipo transnacional. La segunda sección aborda la movilización de los pulmones a diferentes lados del mundo en el contexto de la poliomielitis, la forma en que la prensa dio cuenta de estos viajes transatlánticos y las condicionantes locales de recepción. La tercera sección detalla comparativamente dos formas históricas de relacionarse con el pulmón de acero: la mexicana y la danesa. Finalmente, en la cuarta sección, se explican las características intrínsecas de estas máquinas y la serie de divergencias en las posturas clínicas de diferentes centros hospitalarios para defenderlas o para rechazarlas.

Las historiografías de la poliomielitis han centrado sus esfuerzos principalmente en analizar los procesos para la fabricación de vacunas2 y la emergencia de las terapias de rehabilitación ortopédica.3 Aunque son menores los capítulos dedicados a los pulmones de acero, se ha puesto énfasis en problemáticas importantes de ellos como su movilización en contextos políticos tensos,4 los testimonios de pacientes cuidados con ellos,5 la relación entre pulmones y servicios de enfermería6 y la creación de los modelos tipo drinker.7 Con el interés de ampliar estas narrativas, y siguiendo los objetivos trazados en este artículo, se ha construido un corpus documental que consiste en prensa internacional; en hemerografía proveniente de la biblio-hemeroteca del Hospital Infantil Federico Gómez de la Ciudad de México y de la Biblioteca Nacional François Mitterrand en París; en fuentes del Archivo Histórico de la Secretaría de Salubridad y Asistencia en México y en material audiovisual de la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México. Se ha hecho un énfasis en la prensa debido a que posibilita complejizar los significados que le fueron atribuidos a estas máquinas en los contextos epidémicos y la forma en que fueron sometidos a diferentes condicionantes.

Del síntoma a la estandarización terapéutica

La poliomielitis es una enfermedad causada por un poliovirus. Desde inicios del siglo XX, las descripciones del padecimiento señalaban que se presentaba de diferentes maneras. Había una forma abortiva (es decir, que no tenía síntomas), una forma no paralítica y una forma paralítica, pero se desconocía el porqué de las diferencias. En 1908, Karl Landsteiner y Erwin Popper identificaron que el causante del padecimiento era un virus.8 En 1931, los investigadores australianos Frank M. Burnet y Jean McNamara sugirieron la existencia de por lo menos dos cepas de poliovirus distintas genéticamente, las cuales producían diferentes reacciones de anticuerpos y diferentes manifestaciones de la enfermedad. En la década de 1931, investigaciones hechas en la Universidad de Yale mostraron que, efectivamente, había dos cepas. Se inoculó a monos una primera cepa que otorgó inmunidad, pero al inocularles una segunda cepa, esta inmunidad no evitó el desarrollo de la enfermedad. Las investigaciones para saber exactamente cuántas cepas de poliovirus existían se realizaron con la ayuda de la National Foundation for Infantile Paralysis (NFIP) en la década de 1940, cuando se reconoció la existencia de una tercera9 y se descubrió que la susceptibilidad a la poliomielitis variaba de una población a otra.10

La forma abortiva de la poliomielitis, como he mencionado, no presentaba síntoma alguno; mientras que la forma no paralítica presentaba fiebres, diarreas, secreciones nasales, cefaleas, dolores musculares y espasmos que tendían a aminorar en setenta y dos horas y no presentaban parálisis. Por su parte, la forma paralítica de la poliomielitis era la más compleja, además de presentar fiebres, diarreas, secreciones y otros síntomas menores, también podía provocar diferentes formas y diferentes grados de inmovilidad. La razón principal se debía a que, al ser la médula espinal afectada por el poliovirus, el sistema nervioso central quedaba comprometido. Éste es el encargado de mandar las señales a otros sistemas, como el muscular o el respiratorio, y el responsable de que reflejos espontáneos vitales se realicen. Había pacientes que dejaban de tener fuerza muscular de una o varias extremidades, otros que quedaban postrados en la cama temporal o permanentemente y otros que presentaban signos de asfixia, que de no ser atendidos adecuadamente conducían a la muerte.

Se consideraba que los pacientes con síntomas de parálisis tenían polio aguda, pero sólo en donde había daño espinal, bulbar o bulboespinal había signos de asfixia. No obstante, sólo en la polio aguda espinal y bulboespinal se recomendaba el uso de los pulmones de acero. La diferencia radicaba en que en la parálisis bulbar las vías aéreas superiores estaban afectadas debido a que los músculos de la glotis encargados de tragar no tenían fuerza. Esto provocaba acumulación de fluidos con las consecuentes dificultades para deglutir y respirar, pero los músculos encargados del movimiento del tórax no estaban afectados. De esta manera, la terapéutica de los casos bulbares consistía en el llamado manejo de los fluidos basado en desobstruir las vías aéreas superiores mediante la aspiración manual o eléctrica, con traqueotomía o sin ella. Este procedimiento debía bastar para evitar la asfixia o las dificultades respiratorias.11

Por su parte, los casos espinales o bulboespinales sí ameritaban el uso de los pulmones de acero, ya que en ambos tanto el reflejo respiratorio como la fuerza de los músculos del tórax y del diafragma, indispensables para inhalar y exhalar, estaban afectados. Sin embargo, la forma bulboespinal era la más difícil de controlar, pues combinaba la sintomatología bulbar -descrita en el párrafo anterior- con la falta de potencia del reflejo respiratorio. Fueron las variantes bulbares, espinales y bulboespinales las más temidas por las poblaciones y las que años después dieron pie a relatos en donde el temor a la poliomielitis estaba más que justificado, como bien detalla Philip Roth en su novela Némesis.12 Una terapéutica inadecuada de estas variantes, o la falta de acceso a un pulmón de acero, podía tener un desenlace fatal.

La presencia de este tipo de casos en Estados Unidos durante las primeras décadas del siglo XX generó pánico social, cuyas actitudes se centraron en buscar proteger a los núcleos familiares de esta enfermedad, ya fuese con campañas de miedo o con el uso de inmunizantes, prácticas que después serían emuladas en otras naciones.13 Antes del surgimiento de las primeras vacunas entre 1953 y 1955 -que arrancaron en Estados Unidos, aunque rápidamente también en otros laboratorios del mundo-, las principales problemáticas a resolver eran cómo lograr una correcta terapéutica para los casos en que la respiración quedaba comprometida y cómo desarrollar una máquina efectiva que pudiera ofrecerse en los momentos necesarios y de forma equitativa.

El pulmón de acero adquirió su definición funcional entre 1920 y 1938, es decir, se le delimitó como una máquina terapéutica. Es importante señalar que los modelos que le habían precedido habían tenido un carácter experimental y habían sido diseñados para hacer investigaciones en torno a la respiración de diferentes seres vivos: gatos, perros, caballos y humanos. La idea era conocer con su ayuda bajo qué presiones, temperaturas, toxicidades y otros factores era posible la respiración, así como qué órganos y sistemas estaban implicados. Como ha señalado la historiadora y filósofa Nuria Valverde, el pulmón de acero tuvo como predecesor al barospirator, diseñado por Torsten Thunberg en 1924 en el Instituto de Fisiología de la Universidad de Lund, en Suecia.14 En él se aplicó la ley de Boyle-Mariotte, que establece lo siguiente:

[...] un matraz dentro de un recipiente más grande estará sujeto a los cambios de presión del aire que ocurren dentro del recipiente más grande y la respiración se llevará a cabo sin ningún cambio de volumen. La respiración era el resultado de las diferencias rítmicas de presión entre el aire exterior y el aire pulmonar.15

Para Thunberg, los pulmones debían ser considerados como contenedores de gas que se comunicaban libremente con la atmósfera gracias a la glotis abierta y en condiciones normales. Por lo que mostraban la misma presión de gas que la prevaleciente en la atmósfera. A esto le llamó una respiración volumétrica, que podía ser emulada con una cámara de acero, en donde la cámara tomase el lugar de la atmósfera, lo que convertía a la respiración en una respiración presurizada.16 Una de las grandes dificultades de alcanzar la respiración presurizada es que voluntariamente debía dejarse de respirar para que a partir de la presión negativa y con la glotis abierta se produjera la respiración de forma adecuada. Las cámaras de Thunberg eran a la par impresionantes y atemorizantes, tanto por su diseño como por sus dimensiones, las cuales alcanzaban los 1 600 kilógramos y no siempre exigían que los sujetos permanecieran tendidos.17

En el primer barospirator, la persona debía ser introducida como si se tratase de una cámara o capullo, que era cerrada herméticamente sobre la cabeza, de tal forma que el sujeto en su interior quedaba aislado.18 Modelos posteriores posibilitaron que la cabeza quedara al exterior para no perder contacto con la persona y para que el enfermo tuviera el efecto de la presión atmosférica externa. La primera vez que se planteó que estas máquinas podían tener una función terapéutica fue en Estados Unidos. En la década de 1920, alrededor de 2 000 personas morían anualmente intoxicadas por gases y vapores. En 1926, Philip Drinker, quien se había consolidado como fisiólogo en la Harvard Medical School desde 1920, fue invitado a formar una comisión en el Instituto Rockefeller para investigar en torno a métodos de resucitación causados por envenenamiento con gases o por electroshocks.19 La investigación fue financiada por la New York Consolidated Gas Company.

En 1928, el hermano de Philip, Cecil Kent Drinker, escribió sobre el barospirator y la fascinación que le causaba esta máquina. Cecil K. Drinker se había interesado al lado de su colega Louis Agassiz Shaw en algún método para medir la respiración de algunos animales, pues sospechaba que no sólo a través de los pulmones sino también de la piel ésta era posible.20 No obstante, el interés de Philip Drinker se centró en desarrollar una tecnología que permitiera recuperar el movimiento cuando había parálisis de los músculos intercostales, ya fuese por polio, por intoxicación, por ahogamiento o por otro tipo de causas. Bajo la inspiración del barospirator y del modelo francés que había desarrollado Eugêne Joseph Woillez -para atender tanto polio como tuberculosis y difteria- creó la drinker machine21 (véase imagen 1).

Imagen 1. Pulmón de acero tipo drinker machine
Pulmón de acero tipo drinker machine
Fuente: Wunsch, Autumn, 2023, p. 30.

Por su parte, el modelo francés de Woillez había sido diseñado en 1931 y bautizado como spirophore. Era un cilindro de zinc colocado horizontalmente que tenía una abertura superior por donde el paciente era introducido; ésta se cerraba mediante un sistema de tuercas. El principio de su funcionamiento por presión negativa era similar al modelo de Thunberg, pero en su diseñó difería del barospirator, ya que la cabeza no quedaba al interior, sino que sobresalía y descansaba en un soporte. Alrededor del cuello una lona impedía el paso del aire exterior y un fuelle permitía la aspiración y propulsión de aire en su interior.22 Se sabe que desde 1932 se reportaron casos en donde tanto el spirophore como la drinker machine fueron usados en pacientes con poliomielitis. De hecho, se considera que entre 1920 y 1938 se consolidó el uso terapéutico del pulmón de acero,23 mientras que en el periodo de 1939 a 1952 se alcanzó su comercialización a gran escala, facilitada tanto por NFIP24 como por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las Naciones Unidas (NU).

Como parte de la carrera por dotar de respiradores mecánicos a los hospitales, antes de 1940 se produjeron modelos inspirados en la drinker machine en diferentes departamentos de fisiología del mundo. Por ejemplo, Jean Macnamara del Children’s Hospital de Canadá creó en 1935 un dispositivo que seguía la lógica de presión negativa del pulmón de acero mediante una unidad de ventilador y un pulsador al que estarían acoplados seis respiradores de tipo gabinete. Este modelo fue llevado a Australia, y en 1937 se habían construido treinta y cinco de estas unidades pulsadoras con capacidad de operar doscientos gabinetes, los cuales fueron usados durante los brotes epidémicos de poliomielitis a mediados de 1930 en aquella nación.25 La gran capacidad de estos modelos se debió a que funcionaban como grandes cámaras, donde varias literas y personas podían ser introducidas en su interior; pero tenían la desventaja de que por sus dimensiones no podían ser desplazados de un lugar a otro. En 1938, un modelo simplificado de respirador de presión negativa -en donde sólo el pecho estaba involucrado y permitía al personal de enfermería tener acceso al cuerpo del paciente- fue diseñado en el Laboratorio de Ingeniería de la Universidad de Melbourne, Australia, y en enero del mismo año se puso a funcionar también en el Children’s Hospital en Canadá26 (véase imagen 2).

Imagen 2. Respirador de presión negativa tipo chaqueta, diseñado en la Universidad de Melbourne
Respirador de presión negativa tipo chaqueta, diseñado en la Universidad de Melbourne
Fuente: Burstall, “New”, 1938, p. 611.

Otras naciones también participaron en la carrera por perfeccionar o producir sus propios pulmones de acero. Inglaterra comenzó a fabricarlos en 1934 -aunque no de una forma industrial- y el Public Health Department of the London County Council los usó tanto para la poliomielitis como para la difteria. Hacia 1938 ya había dieciséis pulmones de acero construidos en Londres y existió el proyecto de construirlos de forma industrial con la ayuda del empresario Lord Nuffield:

More recently a machine identical in principle with the Drinker respirator has been designed, having a chamber of laminated wood instead of metal, together with other modifications more specially to facilitate nursing. This new respirator is mounted on a tripod stand with a worm-and-sector tilting device. It has a constant-speed mo tor, with bellows driven at rates of 18, 22, and 28 respirations per minute, and all the working pasts are enclosed in a steel cylinder which protects the mechanism from dust and eliminates noise. In the working out of this cheaper, lighter, and more transportable respirator the staff of the Council has had the advantage of consultation with Mr. Both, and Australian technician.27

Uno de los mayores beneficios de producir pulmones de acero localmente era la disminución de su costo. El precio de la fabricación de los pulmones de acero del proyecto londinense de 1938 era de 25 libras,28 mientras que el costo de los pulmones de acero importados desde Estados Unidos una década después fluctuó entre los 1 000 y 2 000 dólares -dependiendo de si el pulmón se vendía con aditamentos o sin ellos-, lo cual lo convirtió en una máquina de difícil adquisición si se deseaba comprar, pero de menores costos si se decidía fabricarla.

Como ha señalado el historiador Pierre-Yves Saunier, una condición que resalta cuando analizamos objetos transnacionalizándose -es decir, atravesando fronteras- es que su flujo está sujeto a una distribución en donde intervienen posiciones políticas, científicas y sociales condicionadas a jerarquías globales y locales. Ahora bien, además de la importancia de la capacidad de movilización del objeto -en este caso, del pulmón de acero-, éste debe poder ensamblarse al entorno al que llega, es decir, establecer una serie de relaciones en su espacio de recepción. La historiadora y filósofa de la ciencia Lorraine Daston considera que los objetos científicos deben tener una capacidad de anclaje con los entornos científicos y las expectativas sociales, no sólo para funcionar en un momento dado sino para permanecer en ellos. La capacidad de anclaje está sujeta a los espacios de recepción -como lo fueron las salas hospitalarias- y su vínculo con otros instrumentos científicos, que en el caso del pulmón de acero fueron desde los rayos X, las fluoroscopias, los aspiradores manuales o eléctricos, hasta un personal médico adecuadamente capacitado. No obstante, los pulmones llegaron a espacios disímiles, en los que no siempre fue posible su arraigo. Hubo espacios en donde su presencia fue bien recibida, pero otros en donde su permanencia fue obstruida o negada. La principal objeción fue que el pulmón de acero dejaría con el paso de los años de portar expectativas terapéuticas y de cuidado deseables, además de abrir debates sobre lo que debía esperarse de los pacientes con polio; sin olvidar que ambas razones estaban enmarcadas en pugnas internacionales para decidir cuál era el mejor modelo terapéutico, cuál era la mejor máquina terapéutica y quién la debía producir.

Una enfermedad recorre el mundo: las narrativas desde la prensa

Para algunos historiadores es evidente que después de la Segunda Guerra Mundial los casos de poliomielitis fueron al alza debido principalmente a la caída de los sistemas sanitarios -aunque también se tienen registros de un aumento de casos durante la guerra-30 y al aumento de la movilidad poblacional, la cual facilitó la dispersión de cepas.31 Estados Unidos y Australia habían tenido epidemias notables antes del conflicto bélico, pero hasta finales de la década de los años cuarenta del siglo XX los brotes en diferentes lugares del mundo no se habían convertido en una problemática compartida de la comunidad médico-científica internacional.32 En algunas naciones como México, Francia o la India, el alza de los casos de polio en 1949 planteó la necesidad de adquirir pulmones de acero y comenzar a establecer relaciones con Estados Unidos, quien se había convertido desde 1939 en el principal productor de estas máquinas.33

De la misma manera, hubo un aumento de casos en todo el continente americano. Por ejemplo, los índices de mortalidad infantil por 1 000 nacimiento en México eran de 125.7 en 1940; de 96.2 en 1950 y de 80.5 en 1954. Mientras que el número de casos de poliomielitis por 100 000 habitantes era de 0.1 en 1940, 3.1 en 1950 y 6.1 en 1955. En Argentina, la tasa de mortalidad por 1 000 era de 90.2 en 1940, 68.2 en 1950 y 61.9 en 1954; mientras que el número de casos por 100 000 habitantes era de 1.9 en 1940, 3.4 en 1950 y 2.3 en 1955. En Canadá, la mortalidad infantil por 1 000 nacidos era de 56.4 en 1940, 41.3 en 1950 y 31.8 en 1954; mientras que el número de casos por 100 000 ha bitantes era de 1.7 en 1940, 6.7 en 1950 y 15.7 en 1954. En Estados Unidos, la mortalidad infantil por 1 000 nacimientos era de 47 en 1940, 29.2 en 1950 y 26.6 en 1954; mientras que el número de casos de poliomielitis por 100 000 habitantes era de 7.4 en 1940, 22.1 en 1950 y 23.9 en 1954.34

La prensa dio seguimiento a la intensificación de los brotes de polio tanto nacionales como internacionales. En la segunda mitad de 1949, el diario mexicano El Universal publicó notas sobre la presencia del padecimiento en México con títulos tales como: “Casos de poliomielitis”35 en Torreón, Coahuila; “Otra vez aparece la poliomielitis”36 en la Ciudad de México; “Va en aumento la poliomielitis”37 y “La poliomielitis se extiende a Oaxaca”.38 Pero también dio cuenta de la situación internacional de la polio, poniendo un interés particular en los casos desarrollados en Estados Unidos: “La poliomielitis ha sentado plaza en la ciudad de N. York”,39 “Alarma en Kansas por la poliomielitis”,40 “Mas poliomielitis este año en EEUU”41 y “Las autoridades internacionales de salubridad se muestran alarmadas por el avance mundial de la enfermedad. 3 422 casos en una semana en E.U.”42 La búsqueda en los diarios nacionales e internacionales muestra que -al menos públicamente- la poliomielitis no representó una preocupación sanitaria antes de 1949, a pesar de que los registros epidemiológicos de diferentes naciones habían evidenciado un alza en los brotes de polio desde 1946.

Este interés por el aumento de los casos en la segunda mitad de 1949 también despertó interés en la prensa europea. El diario francés Le Monde informó “La paralysie infantile, dont on a signalé en ce moment un certain nombre de cas, tant dans la région parisienne que dans le Midi, est une maladie infectieuse due à un virus filtrant dont les études de ces dernières années ont montré l’extrême diffusion”.43 A la par, aparecieron títulos que dieron cuenta de la gravedad de la situación, como “La poliomyélite fait trois morts dans la Creuse”,44 “La poliomyélite cause deux décès dans le Centre”,45 “La poliomyélite fait deux morts à Jersey”,46 “Trois nouveaux cas de poliomyélite dans le Valais”.47 De hecho, estas notas enfatizaron la inquietud que causó la mortalidad de la polio. De la misma manera, evidencian el interés de la prensa francesa por dar a conocer los casos internacionales, pero principalmente los norteamericanos: “À la fin de la semaine dernière le nombre des cas de paralysie infantile était en augmentation de 25% sur la semaine précédente. Pour l’année le nombre de cas est jusqu’ici de 10 748, dont 1 400 pour l’État de New York”,48 cuya nota también se reprodujo en Le Figaro.49 Por su cuenta, la prensa estadounidense trató de remarcar que los brotes de poliomielitis neoyorkinos del verano de 1949 iban a la baja. Se publicaron notas para informar que el número de casos nacionales del mes de septiembre estaban en descenso.50 Pero no fue posible dejar de admitir que algunos estados del sur norteamericano habían comenzado a tener nuevos brotes del padecimiento.51

Posterior a la Segunda Guerra Mundial fueron las autoridades sanitarias norteamericanas quienes dotaron de pulmones de acero a la mayoría de ciudades con brotes de poliomielitis como parte de la noble labor de salvar vidas, pero también dentro de lo que Marcos Cueto ha llamado filantropía capitalista.52 En esta cooperación transnacional para dotar de tecnología médica y científica a naciones en desarrollo y en crisis, buscaba a la par importar un modelo sanitario y de cuidado, y difundir un modelo de producción y consumo. De esta manera, la tecnología no era otorgada gratuitamente, pues los diferentes gobiernos debían cubrir los costos. La ayuda se basaba principalmente en facilitar la adquisición y el traslado de esa tecnología a partir de la construcción de acuerdos políticos y económicos para que su distribución fuera oportuna, rápida y sin contratiempos.53 En el caso de los pulmones de acero, las fuentes hemerográficas permiten ver que el desplazamiento de los pulmones de acero lo hacía Estados Unidos con la ayuda de su fuerza aérea, por lo general cubriendo los costos de los desplazamientos. Las gestiones para la obtención se realizaban a través de las diferentes embajadas y con la ayuda de diferentes organismos como la OMS, la OPS, las NU o la NFIP. Pero el costo total de los pulmones debía ser cubierto por las autoridades locales adonde los pulmones de acero estaban destinados.

El rol de la prensa no sólo fue importante para dar a conocer los brotes de poliomielitis, sino para difundir la existencia de los pulmones de acero. Las crónicas tuvieron tanto un carácter explicativo como uno promocional: permitieron a los lectores entender cómo era el funcionamiento de estas máquinas terapéuticas y posibilitaron remarcar el rol filantrópico norteamericano en la distribución internacional de ellas. Por ejemplo, en México, una nota de El Universal ostentaba el título “20 pulmones de acero a la India” y se especificaba que por intervención de la OMS esta cantidad de máquinas había sido enviada para atender una epidemia en curso en aquella nación. Además de eso, se señaló que otros cuatro pulmones habían sido enviados a Francia y que en Estados Unidos un avión de la guardia costera de Nueva York había trasladado un pulmón de acero hacia Nueva Escocia, en donde se esperaba salvar la vida de un joven atacado por la polio.54 Esta última noticia también apareció en diarios franceses con el título “Un avion américain emporte un poumon d’acier pour soigner un cas de poliomyélite en mer”.55

La espectacularidad de registrar el desplazamiento de los pulmones de acero radicaba en su aparatosidad, pues su peso superaba los 200 kilos, su funcionamiento dependía de tener una fuente de energía constante y su éxito de ir acompañados de médicos o personal de salud capacitados para hacerlos funcionar. Ésta fue una de las principales razones por la que la llegada de los primeros pulmones de acero a los hospitales no pasó inadvertida. Por ejemplo, Le Monde dio cuenta de la eficacia de las autoridades internacionales para concretizar el desplazamiento inmediato de pulmones de acero hacia hospitales franceses: “Les hôpitaux de Lyon, Mâcon et Grenoble ont commandé à une compagnie spécialisée de Los Angeles plusieurs poumons d’acier pour lutter contre le développement de la poliomyélite. Grâce aux autorités administratives américaines et françaises les formalités d’importation ont pu être rapidement terminées”.56 Aunado a esto, se explicó que el desplazamiento de los pulmones hacia Europa se hizo gracias al Plan Marshall, que permitía la asistencia sanitaria y tecnológica:

Trois poumons d’acier livrés par les États-Unis au titre du plan Marshall et destinés aux hôpitaux de Lyon, de Mâcon et de Grenoble sont arrivés ce matin a l’aérodrome d’Orly. Mm. Pierre Sehneiter, ministre de la santé publique, et Barry Bingham, chef de la mission spéciale de l’E.C.A. en France, ainsi qu’un représentant de la présidence du conseil, ont assisté sur l’aire d’atterrissage au déchargement des trois appareils, qui ont été aussitôt acheminés par la voie des airs sur Lyon, où ils sont arrivés dans la matinée. Un quatrième appareil, destiné aussi a un hôpital lyonnais, est attendu dans deux jours.57

Cabe recordar que el Plan Marshall fue un pro grama de ayuda financiera, tecnológica y material dado por Estados Unidos a los países europeos afectados por la Segunda Guerra Mundial en aras de impulsar la reconstrucción de sus sistemas económicos, sanitarios, educativos y urbanos.58 Por otro lado, la prensa algunas veces especificó que no todos los respiradores desplazados eran similares; en algunos casos fueron modelos más modernos o mejorados del “pulmón de acero”: “La lutte contre la poliomyélite. Le poumon artificielle en plexiglass remplace le ‘cercueil d’acier’. Quattre appareils ont été envoyés des États-Unis en France en un temps record”.59 Esta necesidad de diferenciar los modelos de respiradores obedeció no sólo a cuestiones tecnológicas, sino nacionales, políticas y económicas, tales como quién producía el respirador más moderno, quién tenía derecho a comercializar los ventiladores y cómo se beneficiaban las naciones de los ventiladores económicamente, tanto al pro ducirlos como al consumirlos.

Por su parte, la prensa estadounidense había registrado historias entre personas y pulmones de acero desde la década de 1930, pero después de 1949 también se puso mayor énfasis en sus desplazamientos internacionales. Las notas detallaban el número de pulmones enviados a las diferentes naciones y algunas veces a través de qué instituciones se establecían los acuerdos de los traslados. Se publicó el envío de dos pulmones de acero a Bélgica;60 de cinco “respiradores artificiales” a la India solicitados a través de la OMS;61 de dos pulmones de acero llevados a Santiago de Chile;”62 de 25 respiradores a Japón63 y de la solicitud de 150 pulmones de acero de Argentina a través de la OPS, de los cuales sólo fueron enviados 26. La capacidad de desplazar pulmones de acero se iría incrementando con el paso de los años debido a dos situaciones: dejaron de ser escasos y se volvieron una tecnología en desuso en algunas naciones, incluido Estados Unidos, por lo que aun pulmones de segunda mano fueron exportados. Sin embargo, lo extraño resulta que esto no significó una mayor aceptación de su propuesta terapéutica. Las razones por las que se volvieron una tecnología en desuso fueron, en primer lugar, la llegada de las vacunas y, en segundo lugar, la emergencia de nuevas terapias con respiradores mecánicos más novedosos después de 1953. Lo que cabe remarcar del periodo estudiado aquí es que en los años inmediatos a 1949 el acceso a los pulmones de acero y su escasez fueron variables que determinaron una distribución inequitativa de la terapéutica de la polio aguda y que también contribuyeron a que hubiese una alta tasa de mortalidad.64

En Estados Unidos se había establecido que por cada 300 000 personas debía existir un pulmón de acero o alguna variante de respirador mecánico,65 pero -salvo algunos casos hospitalarios de las grandes capitales- el promedio de respiradores fue de uno a cinco entre 1949 y 1953. Por ejemplo, México contaba en 1949 con dos pulmones de acero que habían llegado en 1946 al British Hospital y al Hospital Infantil de la Ciudad de México a través de una donación de los padres y los familiares de un joven estadounidense de 15 años de edad que había adquirido la enfermedad durante ese verano con un desenlace fatal. Uno de los pulmones era un modelo para adultos y el otro un modelo infantil con capacidad para dos niños.66 Otro ejemplo son los hospitales de Suecia y Dinamarca, los cuales en las epidemias de 1952 y 1953 contaban con un número inferior a cinco de respiradores mecánicos, en donde el modelo predominante era de tipo cuirass (más cercano al modelo de Thunberg).67 Esta primaria escasez de respiradores estuvo motivada en naciones tan disímiles como México, Suecia o Dinamarca, por la idea de que no serían víctimas de epidemias similares a las norteamericanas o que los casos de polio no irían acompañados de parálisis respiratorias.

El caso mexicano y el caso danés

En enero de 1950 se anunció la adquisición de otros dos pulmones de acero para México ante el registro de un aumento de casos de polio en la segunda mitad de 1949 y después de una manifestación de un grupo de madres que exigía a las autoridades sanitarias evidenciar las acciones que estaban emprendiendo para atender a este padecimiento.68 Desde la fundación del Comité Nacional de Lucha Contra la Poliomielitis en México en 1948 se estableció como objetivo la creación de una Red Nacional de Pulmones para dotar con uno o dos pulmones de acero a los hospitales con un mayor número de casos.69

Acuerdos nuevos o de antaño con Estados Unidos facilitaron la movilización de estas máquinas. México estableció en 1943 el Proyecto Mex-Hosp, que tuvo como objetivo dotar de materiales, instrumentos médico-científicos y mejoramiento de infraestructuras a los hospitales. A finales de 1949, se apeló al mismo y a las relaciones con la Dirección de Cooperación Interamericana de Salubridad Pública (DCISP) para poder adquirir pulmones de acero.70 De esta manera, en enero de 1950 dos pulmones atravesaron los cielos de West Roxbury, Massachussettes hacia Dallas, Texas; de ahí, en un vuelo especial del ejército, llegaron a la Ciudad de México, en donde fueron recibidos por los representantes de la DCISP y del Hospital Infantil de la Ciudad de México.71

Los dos pulmones de acero con sus aditamentos -que consistían en accesorios para la cabeza, reposacabezas, collares para sellar y aparato de calentamiento- tuvieron un costo de 22 421.92 pesos mexicanos. La Secretaría de Salubridad y Asistencia (SSA) había asignado para la compra 25 409.88 pesos; por su parte, la DCISP se encargó del pago del transporte. Un año después, un respirador mecánico portátil, de marca Monaghan, con todos sus accesorios (aditamento de presión positiva núm. 83, unidad motriz, unidad de batería y dos cubiertas exteriores) fue llevado al Hospital General. La DCISP pagó el flete desde Denver, Colorado, a El Paso, Texas, en donde fue recibido por un cónsul norteamericano que lo puso a disposición de la American Airlines, quien en la Ciudad de México lo entregó a representantes de la DCISP en México. En esta ocasión, los gastos ascendieron a 13 809.99 pesos y fue la SSA la que solventó el mayor porcentaje de los costos.72 Como puede verse en la imagen 3, el modelo de respirador era de tipo chaqueta, el cual funcionaba tanto con presión positiva como con negativa. Aunque en la historiografía de la poliomielitis estadounidense el despliegue de los pulmones de acero es visto como una empresa noble, algunas investigaciones han señalado las implicaciones políticas y económicas detrás de su distribución.73 Acceder a ellos no sólo implicaba tener la capacidad de pagar el costo de las máquinas terapéuticas, sino de estar en la capacidad de generar acuerdos con Estados Unidos para importarlos o de negociar la posibilidad de poder construirlos localmente.

Imagen 3. Llegada del respirador tipo chaqueta y su recepción por personal de la DCISP
Llegada del respirador tipo chaqueta y su recepción por personal de la DCISP
Fuente: AHSSA, f. SSA, s. SUBSYA, c. 33, exp. 11, 1949-1951, s/f.

Por ejemplo, en 1949, la prensa francesa puso a discusión si sólo Estados Unidos debía ser el fabricante y el distribuidor de los pulmones de acero, teniendo en cuenta que esta máquina terapéutica había abrevado de las innovaciones tecnológicas de diferentes naciones y antes de la Segunda Guerra Mundial -cuando el sistema de patentes no se ha bía fortalecido- cualquiera podía fabricarlo. Una nota del diario católico francés La Croix publicó con un tono de júbilo que finalmente dos empresas de acero francesas producirían pulmones de acero en una cantidad de cuarenta mensualmente.74

Certains on peut s’étonner que la France soit dans l’obligation de s’adresser à l’Amérique pour se procurer des poumons artificiels, invention due à un Français, le professeur Voillez, qui es établi le principe en 1876. En fait, dès avant la guerre, on construisait en France des poumons d’acier. Depuis la Libération, un gros effort a été entrepris dans les deux entreprises qui fabriquent ces appareils et, dans les trois dernières années, plus de 150 exemplaires sont sortis des usines et sont actuellement en place dans l’établissements hospitaliers en France et de l’Union française.75

Por su parte, en el diario Le Monde se tuvo que defender que no sólo se estaban importando pulmones de acero, sino que también se producían localmente, remarcando el hecho de que las clínicas francesas contaban ya con 150 pulmones de acero ante las protestas del sindicato de trabajadores del acero de estar siendo desplazados:

On a fait beaucoup de bruit autour de ‘trois poumons d’acier’ -en plexiglass- qui sont arrivés d’Amerique le 28 août, demandés d’urgence par les hôpitaux de Lyon et de Mâcon pour soigner des cas de poliomyélite. Renseignements pris à la Chambre syndicales des fabricants français, les chiffres en question sont les suivants: aoutes les trois appareils en question, trois autres sont expérimentés à Paris depuis quelques mois. Mais nos hôpitaux et cliniques ont reçu, depuis trois ans, cent cinquante ‘poumons d’acier’ de fabrication française. Les industriels français pourraient en livrer quarante par mois, et à des prix très abaissés, si l’administration hospitalière passait des commandes.76

En América Latina, México no se quedó atrás en la elaboración de estas máquinas. En diciembre de 1949, durante la Convención Estatal de Lucha contra la Parálisis Infantil en Ciudad Juárez, Chihuahua, un médico llamado Manuel García Godoy presentó dos prototipos de pulmones de acero de fabricación local a las autoridades de la SSA, cuyo costo de producción local -aseguró- no sería mayor a cien dólares. Durante el evento, uno de los pulmones de acero fue exhibido y se afirmó que “desde el punto de vista mecánico” su funcionamiento era correcto y ya sólo quedaba mostrar su eficacia con los enfermos. Ambos pulmones estuvieron en funcionamiento a lo largo de la década de 1950 y, hasta ahora, son los únicos de los que se conoce su manufactura mexicana.77

Por su parte, el caso danés tiene otros matices. Dinamarca fue la principal opositora a los pulmones de acero. En esta postura estuvieron imbricadas nociones de cuidado, posturas económicas y situaciones locales. Su determinación a no usar los pulmones se hizo evidente en la primera reunión de la Asociación Europea de la Poliomielitis (AEP).78 En esta reunión, las autoridades sanitarias de este país detallaron que habían atravesado una gran crisis sanitaria debida a la polio en 1952, cuando se presentaron 5 711 casos; de éstos, 2 015 presentaron parálisis mientras que 3 700 no.79 Se tuvo un total de 336 enfermos de poliomielitis con insuficiencia respiratoria, de los cuales 25 necesitaron un respirador mecánico y administración de oxígeno y algunos de ellos traqueotomía. De los pacientes introducidos en respiradores mecánicos, 23 murieron en menos de un mes. A los otros enfermos se les dio prioritariamente terapia respiratoria con ayuda de insufladores manuales o mecánicos y aplicación de traqueotomías80 (véase imagen 4). La carga de trabajo del personal médico y de enfermería estuvo tan sobrepasada que se consideró insostenible la terapia respiratoria con el pulmón de acero, pues éste requería mayor personal de enfermería.

Imagen 4. Paciente con poliomielitis bulbar tratado mediante traqueotomía e insuflación manual
Paciente con poliomielitis bulbar tratado mediante traqueotomía e insuflación manual
Fuente: Ibsen, “Bulbar”, 1954, p. 35.

Estos datos nos hablan de situaciones diversas a las norteamericanas. En primer lugar, si las insuficiencias respiratorias fueron atendidas principalmente con insufladores manuales o traqueotomías, es probable que se trataron de casos de tipo bulbar. En segundo lugar, la terapia con el pulmón de acero tuvo un exceso de restricciones. Es decir, si 25 enfermos usaron el pulmón de acero, lo más seguro es que no pasaron en él el tiempo necesario para lograr su recuperación. La terapia con el pulmón de acero requería que los pacientes estuvieran en él semanas, meses e incluso años. Un tercer elemento importante es que el modelo de pulmón usado no era del tipo drinker, sino del tipo coraza, más cercano al modelo de Thunberg y que en Dinamarca había sido diseñado por Sahlin y Freiberger.81 Este detalle es trascendental, pues los registros clínicos mostraron que el modelo drinker, al dejar la cabeza del paciente por fuera, posibilitaba no sólo que el personal de enfermería tuviera mayores facilidades para el cuidado del paciente, como la extracción de fluidos, la hidratación constante, la alimentación y el chequeo de los signos vitales, sino también que el enfermo no quedara aislado y pudiera interactuar con su entorno, permitiéndole mantener los ánimos en su recuperación. Por su parte, los modelos tipo coraza dejaban al paciente encerrado, lo que incrementaba las dificultades del personal de enfermería para cuidarlo y posibilitaba un descenso de la moral del paciente.

Aunado a esto, se debe considerar que las experiencias de la epidemia danesa incidieron en los centros de investigación fisiológica, por lo que rápidamente se desarrollaron respiradores artificiales que funcionaron mediante presión positiva. Dinamarca apostaría por el respirador que diseñó el sueco Carl Engström, cuyo modelo combinaba un mecanismo de presión positiva y presión negativa, posibilitando tanto la insuflación activa como la expiración activa. El respirador Engström permitía insuflar predeterminando el volumen de la oxigenación mediante una máscara facial, un catéter de intubación, un tubo traqueal o una cánula intratraqueal. La expiración activa se producía mediante la compresión del tórax bajo por medio de un cinturón inflable o con un accesorio especial llamado aparato de succión Venturi, el cual aplicaba de forma intermitente una presión negativa que era ajustable mediante conductos de aire.82 Hacia 1955 también tendría su fase de producción industrial y de comercialización.

Resulta inquietante cómo en las hemerografías médicas las opiniones sobre los pulmones de acero fueron tan opuestas, en algunas enfatizando sus virtudes y en otras remarcando sus carencias. En México, el encargado de la entonces llamada Sala de Contagiosos del Hospital Infantil,83 Fernando López Clares, había escrito en artículos médicos que el sacar a los infantes del pulmón de acero antes de una recuperación avanzada sólo ponía en riesgo su salud, pues fuera de ellos y ya asentados en sus casas, la falta de una correcta expulsión de fluidos provocaba infecciones que solían convertirse en neumonías. Alertó que cuando los infantes regresaban al hospital, lo hacían demasiado tarde y regularmente sólo para perecer. Para que estas situaciones se evitaran, López Clares recomendaba adquirir un mayor número de pulmones de acero, no sacar a los niños del pulmón antes de tiempo, hacer traqueotomías, una correcta aspiración de los fluidos, verificar mediante fluoroscopias la recuperación del reflejo respiratorio y mediante radiografías para que no hubiese infecciones pulmonares. Sobre otras experiencias de este tipo en Estados Unidos, López Clares escribió:

En relación a esto último relata Cooperstock, que Smith llama la atención sobre el hecho de que un tercio de los pacientes que han estado en el respirador mecánico y que han sido trasladados a varios hospitales o casas de convalecientes, han fallecido con infecciones del aparato respiratorio, que han sido reportadas como bronconeumonías. [...] Los pacientes revisados por Cooperstock de Marquette, Michigan, han hecho las atelectasias después de tres semanas a un año de la fecha de admisión con poliomielitis aguda. [...] Nuestros casos observados en el Hospital Infantil, que han tenido las complicaciones atelectásicas con neumonías o bronconeumonías, corresponde al período agudo del padecimiento, de 6 a 13 días después del principio, sin embargo, también algunos de los pacientes que han salido del Hospital con secuelas paralíticas respiratorias, han tenido posteriormente bronconeumonías [...].84

A pesar de conocer los efectos adversos de sacar con anticipación a los pacientes con polio aguda de los pulmones de acero, la situación epidemiológica y la falta de un mayor número de pulmones de acero en México obligaron al personal de salud a tener esta práctica en diferentes momentos. Por otro lado, debe señalarse que si algunos países vieron los brotes epidémicos disminuidos con los primeros experimentos inmunizantes hacia 1953 y posteriormente un descenso radical con la expansión de la vacuna de Salk en 1955 y de Sabin en 1962.85 El caso mexicano fue diferente por diversas circunstancias que, debido a la extensión de este artículo, no podrían ser abordados con la suficiente profundidad y complejidad. Pero lo que sí debe señalarse es que México estuvo adquiriendo diversos modelos de respiradores mecánicos -incluido el modelo drinker- hasta 1965, que los brotes epidémicos en México continuaron de forma persistente hasta 1970, que la tasa de mortalidad fue alta hasta 1960 y que esta tasa de mortalidad se mantuvo, aunque con un menor porcentaje, hasta 1970. Además de esto, existe evidencia de que en diferentes momentos las autoridades del Hospital Infantil -principal recinto en México para la atención de los casos de polio hasta 1955- señalaron la falta de pulmones de acero para atender adecuadamente a los infantes con problemas respiratorios debido a la polio. Por ejemplo, en octubre de 1955, el director del Hospital Infantil de la Ciudad de México reportó al secretario de la SSA de México que por el número de casos de poliomielitis estaban ocupados todos los pulmones y “apenas si nos da tiempo de revisarlos y probarlos nuevamente”.86

Hacia el abandono paulatino

No sólo México y Dinamarca hicieron evaluaciones sobre la continuidad en el uso del pulmón de acero, sino que también otros países comenzaron a argumentar las razones por las cuales su uso era nocivo tanto para el restablecimiento físico del enfermo como para el psíquico. Por ejemplo, en cuanto al restablecimiento psíquico, en la reunión de la AEP de 1953, el profesor suizo Fanconi señaló que en Madrid el doctor Boschmarin había notado el miedo de los pacientes a dejar el pulmón de acero incluso cuando se lograba la recupera ción del reflejo respiratorio, lo cual los convertía en pulmo-dependientes:

Nous avons eu le cas d’un enfant à l’Hôpital de Grenade qui, après un séjour d’un an et demi dans le poumon, est devenu un véritable 'poumonnard' mental. Il n’avait besoin du poumon d’acier qu’au moment où il allait commencer à dormir : il avait peur de s’endormir en dehors l’appareil.87

De hecho, fue en Estados Unidos en donde el personal médico y de enfermería de la Warm Spring Foundation -involucrado en la rehabilitación respiratoria de niños con polio- dio las primeras señales de alarma. La Warm Spring fue uno de los principales centros de rehabilitación de aquel país creado en 1927.88 De este espacio, salieron informes sobre la capacidad de los infantes a adaptarse al número de respiraciones que brindaba el pulmón de acero adulto (incluso a quince respiraciones por minuto) y encontrarse tan cómodos en su interior que se negaban a abandonarlo.89 Esta capacidad de adaptarse al pulmón generó temor, pues una vida acompañada de una máquina no sólo era indeseable sino que era costosa. Tiempo después también se supo que la necesidad de dormir en él se debía a que la postura decúbito dorsal -cuando hay daño o lesiones pulmonares- provoca una presión en los músculos intercostales, la sensación de no poder respirar adecuadamente y, en efecto, una menor oxigenación.

En Europa, fue la AEP la principal detracto ra del pulmón de acero y la encargada de difundir datos clínicos en torno a las problemáticas fisioló gicas que los pacientes en el interior de los pulmones tenían, principalmente aquéllas asociadas a la falta de movilidad como enfermedades del sistema circulatorio, del sistema digestivo y problemas renales.90 A pesar de toda esta información, la evidencia norteamericana de casos previos a 1949 dieron cuenta del éxito terapéutico de los pulmones de acero para salvar a enfermos de polio y para llevar una vida en su compañía. Fue el caso de Birdsall Sweet, que en 1933 había comenzado a vivir en un pulmón de acero:

Birdsall Sweet, 15, who on Sept. 23 completed two years in an artificial respirator or “iron lung” in Vassar Hospital, Poughkeepsie, and is still a patient there, has been approved for membership in the Boy Scouts. He is to enroll in Troop 20 of Beacon. The Boy, who has shown remarkable vitality and courage in his battle for lige, only spends the time he is sleeping in the respirator now.91

El caso de Sweet evidenció una existencia próspera al lado de un pulmón de acero por más de una década. En 1948, los diarios volvieron a retomar su caso señalando que llevaba diecisiete años en compañía de esta máquina, pues desde 1931 -a la edad de 14 años- había adquirido poliomielitis. Las notas sobre Sweet detallaban que podía pasar largas horas del día fuera del pulmón, tener una vida normal, dar paseos en automóvil, pero al caer la noche tenía que regresar a su interior para dormir en él.92 Es decir, el pulmón de acero no volvía obligatoriamente dependientes a los pacientes, como enfatizaron los médicos de distintos centros hospitalarios, pero sí implicaba una coexistencia con una máquina. Y, ¿era esto deseable?

Otro de los casos más famosos de personas viviendo en un pulmón de acero fue el de Frederick B. Snite Jr., quien había adquirido poliomielitis en 1936 durante un viaje por el Medio Oriente y quien no redujo su movilidad a pesar de su condición, e incluso se impuso un viaje alrededor del mundo en 1938, del cual también los diarios dieron cuenta:

Imprisoned in an “iron lung” to maintain respiration, Frederick B. Snite Jr., 26, of Chicago left today for Shangai, the first led of a homeward journey half-way around the earth. Smiling and joking with his attendants, the infantile paralysis victim endured the transfer from the Union Medical College Hospital to the Shanghai train without a murmur, but expressed sadness at saying good-bye to friends he had made here.93

Snite Jr. vivió en el interior de un pulmón de acero por dieciocho años, y en noviembre de 1954 se anunció su muerte.94 El temor a la dependencia del pulmón -incluso en lugares en donde los pulmones de acero fueron abundantes y no existía la necesidad de sacar a los niños de manera apresurada- adquirió mayor relevancia, pues detrás de estas discusiones había preguntas sobre qué modelo de cuidados era mejor. Fanconi también detalló que la larga permanencia en el pulmón de acero podía incidir en la tardía reaparición del reflejo respiratorio, por lo que en Suiza se había impuesto sacar a los pacientes lo más pronto posible del pulmón de acero para evitar una dependencia a él:

Les tristes expériences que nous avons faites avec notre premier poumon d’acier dans lequel on avait laissé végéter une femme pendant 5 ans avant de mourir, on fait changer notre manière d’agir; nous obligeons les enfants à respirer hors du poumon déjà après les premières 24 heures afin d’éviter une atrophie complète des muscles respiratoires; après 5 a 6 jours nous devenons encore plus sévères, c’est-à-dire que nous prolongeons progressivement les séjours hors du poumon.95

Si bien, hubo algunos argumentos de que el pulmón de acero era el culpable de la no reaparición del reflejo respiratorio, otras experiencias médicas señalaron que entre un 70% y 80% de la regeneración de los músculos del diafragma se producía en el primer mes, mientras que sólo del 10% al 15% de los pacientes lo hacían durante el primer año. Por otro lado, existían casos en donde después de tratar a pacientes con insuficiencia respiratoria de origen poliomielítico con pulmón de acero, la persona lograba una respiración espontánea y dos semanas más tarde tenía independencia respiratoria.96

Así, el pulmón de acero se convirtió en una máquina que exigía demasiado del personal de enfermería, de los médicos, de las familias e incluso del Estado. Esto resultó una propuesta terapéutica de modelo insostenible para algunos sistemas sanitarios; pero esto no significaba que fuera una máquina ineficiente para salvar las vidas de los pacientes o para ayudarles en una terapia a largo plazo. Francia, Bélgica y Suecia desarrollaron lo que yo llamo en esta publicación una economía de cuidados, es decir, un cálculo en términos de materiales, equipos técnicos, personal médico y de enfermería, así como horas de trabajo necesarios para atender a personas afectadas con polio bulbar, espinal y bulboespinal. En Bélgica, por ejemplo, se estableció que el número de horas al día de cuidados necesarios para una persona en la fase aguda de la polio era de cuatro. Para una sala con enfermos agudos de polio recomendaban tener dieciséis camas, lo que daba al día sesenta y cuatro horas de trabajo, que podían realizar ocho personas. Cada sala debía tener un jefe de sala, cuatro enfermeras, cuatro ayudantes y dos kinesioterapeutas. Mientras que las salas con pulmones de acero debían tener cuatro pulmones, que también reclamaban un equipo de ocho personas.97 Además de que este personal debía desarrollar o tener capacidades físicas y sangre fría:

Signalons que le personnel doit faire preuve dans cette section de qualités particulières de compétence, de sang-froid et d’énergie; les formes respiratoires atteignant souvent des adultes sont accompagnées de paralysie complète des membres et exigent de grandes dépenses physiques lors de la mise en poumon ou de la sortie des appareils.98

En Suecia, los médicos habían señalado que el tratamiento de los casos agudos requería de departamentos especiales con equipo y personal entrenado adecuadamente. Las salas no sólo debían tener los respiradores, sino los equipos de aspiración, cilindros de oxígenos, máquinas portátiles de rayos X, electrocardiogramas y aparatos para el calentamiento de toallas usadas para evitar los dolores musculares de los enfermos. La luz debía ser especial -principalmente de noche- y se debían tener unidades de electricidad que posibilitaran el abasto de energía sin pausas.99 Se señaló que en Suecia los modelos de respiradores de presión negativa eran de tipo capullo, que impedía el adecuado tratamiento de pacientes con poliomielitis bulbar o bulboespinal; pero se contaba con varios modelos de presión positiva,100 y que en casos en donde el paciente debiese pasar más tiempo en el pulmón de acero, lo recomendable era mover al paciente y al pulmón al entorno familiar.

However, the treatment of severe cases by cuirass alone proved to be inadequate; a high proportion of patients with pharyngeal paralysis or hypersecretion in the lower airways associated with total respiratory paralysis, died. The prognosis improved considerably when, in 1950, we commenced to resort tracheotomy and frequent bronchoscopy, and even more so as from 1953, when we introduced positive pressure respirators. The mortality figures are now less than one-half the earlier ones. In view of the experience reported from Denmark with manual positive pressure respirators, we were already trying, before the epidemic of 1953, to secure as extensive a respiratory equipment as possible. Our own practical experience of this apparatus and of positive pressure respiration in general is this.101

De esta manera, debemos considerar que la relación que decidimos establecer con las máquinas es la creadora de los resultados, pero algunos de estos no son considerados deseables por exigir un mayor esfuerzo social y una ética de cuidado discordantes con modelos económicos basados en una noción de independencia de los sujetos. Aunque la distribución de estas máquinas tuvo imbricados intereses económicos y políticos, lo más desafiante fue saber exactamente qué tipo de relaciones se deseaba establecer con ellos, pues el éxito de las terapias con su ayuda no dependía sólo de las máquinas sino de la forma en que éstas interactuaban con los pacientes, con el personal médico y de enfermería, con otros instrumentos médico-científicos, así como con las expectativas sociales. Además de esto, el pulmón de acero requería ante todo de una serie de cuidados en donde lo que valía la pena era mantener a las personas con vida más que restituirles su funcionalidad. Por si no fuera suficiente esto, los efectos positivos en la salud de las personas exigían una constancia en el cuidado del paciente y del pulmón; pero, principalmente, no se debía intentar apresurar la recuperación. Esta exigencia devino en una economía de cuidados que no todos los espacios hospitalarios estaban capacitados ni dispuestos a dar y que comenzó a ser visto como un modelo terapéutico anormal, que producía sujetos diversos con un alto costo al erario público.102

Conclusiones

A lo largo de 1949 a 1953, la movilización de los pulmones de acero de Estados Unidos hacia diferentes lugares del mundo se volvió una constante que prometía una terapia efectiva para tratar casos de poliomielitis bulboespinal y espinal. Aunque su movilización avanzó geográficamente, la historia de su traslado da cuenta de que no cualquier modelo de cuidados era aceptado en los espacios hospitalarios y en las expectativas sociales. De la misma manera, esta distribución internacional da cuenta de que la economía de cuidados ideal para lograr casos exitosos era bastante exigente y desafiaba modelos económicos de cuidados que estaban orientados a la búsqueda de terapias rápidas y de bajo costo. El pulmón de acero imponía una noción de cuidado lento, un mayor gasto al erario público, pues requería de un número mayor de personal hospitalario y con frecuencia se direccionaba a tener una vida acompañada de una máquina. Así, el pulmón de acero pronto devino en una máquina indeseable, sobre todo para los sistemas sanitarios en donde la transición hacia una tecnología médica y científica más moderna no estaba limitada o con dicionada a consumir las máquinas terapéuticas hegemónicas -que en este caso provenían de Estados Unidos- y en donde la producción de máquinas terapéuticas propias fue defendida como parte de un plan estratégico de posibilitar la independencia médica y tecnológica a largo plazo.

La historia de la movilización de los pulmones de acero nos permite analizar cómo las epidemias modifican ciertas tecnologías para volverlas útiles y promover su dispersión, a la vez que permite constatar que las relaciones que las máquinas imponen a los entornos no siempre tienen las recepciones esperadas, pues pueden llegar a desafiar nociones contemporáneas de lo que se desea que sea el cuidado, la sanación y el régimen de un paciente. Los diferentes trayectos de los pulmones de acero y las variadas relaciones que establecieron en los espacios hospitalarios nos dan cuenta de cómo los objetos, en este caso médico-científicos y transnacionales, no funcionan de la misma manera en todos lados a pesar de insertarse en espacios similares y de exigir, supuestamente, prácticas terapéuticas estandarizadas. Del mismo modo, nos permite analizar cómo la transnacionalización de un objeto científico está sometido a relaciones políticas, comerciales, locales, globales, con sus propios procesos jerárquicos.