Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México.

Tradición, innovación y perspectivas futuras

Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México.

Tradition, innovation and future perspectives

Silvestre Villegas Revueltas *

Instituto de Investigaciones Históricas- Universidad Nacional Autónoma de México, México

orcid: 0000-0003-2037-0319

María Isabel Martínez Ramírez **

Instituto de Investigaciones Históricas-Universidad Nacional Autónoma de México, México

orcid: 0000-0001-9376-8681

Lorena Pilloni ***

Instituto de Investigaciones Históricas-Universidad Nacional Autónoma de México, México

orcid: 0000-0002-5956-149X

doi: https://doi.org/10.15174/orhi.vi20.13

Fecha de recepción:

16 de mayo de 2024

Fecha de aceptación:

24 de septiembre de 2024

Resumen: En este texto, el equipo editorial actual de Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México reflexiona sobre la trayectoria de casi sesenta años de la revista, con énfasis en las características y retos que ha enfrentado en los últimos cinco años y que pueden ser comunes a los de otras revistas del área: el mantenimiento de su puntualidad, la actualización de sus políticas editoriales y el uso de un gestor editorial digital. Ahora debe consolidar su calidad y encarar nuevos desafíos en el avance de su proceso de digitalización.

Palabras clave: Revistas académicas, revistas de historia, digitalización, edición digital, equipos editoriales.

Abstract: In this text, the current editorial team of Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México reflects on the journal’s nearly 60-year trajectory, with an emphasis on the characteristics and challenges it has faced in the past five years­— challenges that may be common to other journals in the field: maintaining punctuality, updating editorial policies, and employing a digital editorial management system. The journal now needs to consolidate its quality and confront new challenges in advancing its digitization process.

Keywords: Academic journals, history journals, digitization; digital editing, editorial teams.

* Licenciado y maestro en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), y doctor en Historia por la Universidad de Essex, Reino Unido. Ha sido docente en las facultades de Ciencias Políticas y Filosofía de la unam, y en la actualidad imparte el seminario de posgrado “Historia de México en el siglo xix”. Es investigador del Instituto de Investigaciones Históricas-unam, miembro asociado del Seminario de Cultura Mexicana-Secretaría de Educación Pública (sep) y miembro de la Texas State Historical Association.

Contacto: svill99@yahoo.com

** Antropóloga de formación e investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas-unam. Su campo de especialización es la historia amerindia contemporánea. Es autora de una veintena de artículos y capítulos, así como del libro Teoría etnográfica. Crónica sobre la antropología rarámuri (unam, 2020); coordinó Cosmopolítica y cosmohistoria (Sb Editorial, 2021), Reflexividad y Alteridad I (unam, 2019) y Estudios sobre parentesco rarámuri y ranchero en el noroeste de México (uam-i/Gedisa, 2012).

Contacto: isabel.martinez@historicas.unam.mx

*** Licenciada en Sociología y maestra en Estudios Políticos y Sociales por la unam. Con más de once años de experiencia y formación editoriales, se desempeña actualmente como editora y correctora en el Instituto de Investigaciones Históricas-unam, donde colabora en la edición técnica de las revistas académicas de ese instituto. Participó en la creación del Repositorio Institucional Históricas-unam y fue su responsable técnica.

Contacto: lorena.pilloni@historicas.unam.mx

Un poco de historia

En 2001, Álvaro Matute señaló que, como resultado de un proceso que venía de la década de los años cuarenta y que podría ser llamado la profesionalización de la actividad historiográfica en México, de manera paulatina ciertos académicos fueron haciendo de la historia su quehacer fundamental, más allá de que sus orígenes profesionales vinieran del derecho o la economía.1 Aquéllos no solamente redactaban libros, sino fomentaban la creación de revistas como un medio para dar a conocer a colegas y estudiantes varios avances de sus investigaciones de largo alcance o productos derivados de ellas.

En 1951 había salido a la luz Historia Mexicana, como una publicación especializada en un solo país, y para 1959 el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) promovió el surgimiento de Estudios de Cultura Náhuatl, que en palabras de Matute significaba “una doble especialización” al tratar un aspecto de la historia del país. La forma en que se estaba investigando en el Instituto y las relaciones académicas con otros historiadores, más allá de nuestras fronteras, generó que surgieran de las instalaciones de Ciudad Universitaria Estudios de Cultura Novohispana y Estudios de Cultura Moderna y Contemporánea de México. Esta revista apareció en 1965, tuvo como editor responsable al doctor José Valero Silva, y entre aquel año y 1970 publicó tres volúmenes.

Matute, quien fuera secretario de redacción, más tarde editor y por definición impulsor y defensor de la revista, señaló que en aquel quinquenio y años después en Moderna y Contemporánea publicaron historiadores maduros como Manuel González Ramírez, Ernesto de la Torre Villar, Ernesto Lemoine, Martín Quirarte y otros más bisoños que se dieron a la tarea de construir para los siglos xix y xx un área de especialidad cuyas investigaciones y productos (desde el proceso de Independencia hasta la pos-Revolución Mexicana) compitieran con las consagradas historias del mundo prehispánico que ya incluía los estudios mayas como otra especialidad, y los trabajos referidos al diverso mundo de la época colonial o de la Nueva España.

Entre 1972 y 1976, De la Torre Villar fue el editor de otros tres volúmenes, y Matute, como secretario de la revista, procuró la costumbre de que los colegas enviaran reseñas de libros por ellos consultados. La idea era establecer en Moderna y Contemporánea una sección dedicada exclusivamente a tal tipo de recensiones. A partir del número seis hasta el número 18, don Álvaro se convirtió en editor responsable, y paulatinamente la revista fue incursionando en temáticas varias. “Al completarse 10 volúmenes de la revista se hizo un índice” que arrojó los siguientes datos: se habían publicado 133 títulos escritos por 66 autores. De aquéllos, 72 representaban a los artículos, 10 “presentaciones documentales”, 48 reseñas y 3 obituarios. En Moderna y Contemporánea, la época más frecuentada por los historiadores eran el tiempo que iba del Imperio de Iturbide, el enfrentamiento entre federalistas y centralistas hasta llegar a los resultados de la Revolución de Ayutla; esto es, de 1821 hasta 1855 (años más, años menos). El segundo lugar lo ocupaban los temas relativos a la Revolución Mexicana. Y en tercer sitio estaba la problemática alrededor del Segundo Imperio Mexicano. Muy pocos trataban los acontecimientos mexicanos posteriores a 1940. En cambio, sí hubo textos sobre historia de la prensa, historia social, biografía, historia de las ideas y 15 artículos referentes a la historiografía, que era la especialidad del maestro Matute.

Vale la pena indicar que hacia los años de 1980 y 1990, números del 11 al 20, en Moderna y Contemporánea se publicaron trabajos de jóvenes historiadores que como licenciados en Historia y provenientes de la Facultad de Filosofía y Letras, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (enah), del Instituto Mora, de la Universidad Veracruzana y de otras instituciones, comenzaban su carrera profesional cuando los grados de estudios superiores todavía no eran un requisito sine qua non para empezar a brillar en el firmamento de la historiografía mexicana. Al consultarse los nombres de unos y otros, hoy son académicos con grados, palmas y premios.

A partir de la década de los años noventa, con la llegada del nuevo milenio y en la actualidad, Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México entró en una nueva etapa de requerimientos y procedimientos editoriales. Ello debido a las exigencias —no necesariamente malas— de una burocracia académica que se plegó a los lineamientos internacionales que sobre la materia también se estaban imponiendo al norte del Río Bravo y allende el Atlántico Norte. En 1991, apareció el primer Consejo Editorial y el editor, que era factótum de las diversas etapas editoriales incluyendo el peliagudo tema de las dictaminaciones, incorporó la figura del editor adjunto, del responsable editorial, de que la revista tuviera más de 240 páginas por número, de que el diseño de la portada fuera más profesional, de que su periodicidad fuera semestral y que cumpliera con los lineamientos que la ubicaban en los índices privilegiados del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (conacyt).

Para los años 2000, de los números 24 al 68, los editores fueron Martha Loyo, Marcela Terrazas, Alfredo Ávila y Silvestre Villegas, que han tenido como editores adjuntos a Susana Sosenski, Andrés Ríos, José Enrique Covarrubias e Isabel Martínez; y en este proceso de maduración, tecnificación y la llegada de muchos materiales a ser publicados, fue integrada Lorena Pilloni como editora técnica. Durante estos últimos veinticuatro años, la revista ha pasado por tres diseños editoriales (la época azul, el abanico multicolor y la coloratura gris con cintillos de colores varios e imágenes). En cuanto a la temática de los textos recibidos y entregados, hasta el número 56 se privilegiaron los artículos de historia política, historia de las relaciones internacionales y problemáticas en torno al comercio. A partir del siguiente número, con un equipo y una política editorial distintos, paulatinamente se fueron integrando perspectivas puntuales desde la historia de la ciencia, de la educación, de las políticas culturales, de la migración y de la violencia, las cuales han acompañado perspectivas canónicas como la Guerra de Independencia desde una perspectiva comparada, o las relaciones diplomáticas de México a partir del lapso entre guerras.

Inclusión de nuevos temas y enfoques

La historia es, ante todo, un oficio atento al cambio, pues éste es una condición de la permanencia. Por ello, además de los temas clásicos que definen el perfil de la revista, desde el 2019 inició una nueva época, y el más reciente equipo editorial ha reconocido la necesidad de desarrollar cierta sensibilidad para ampliar los campos de debate histórico, teniendo como horizonte el método y las prácticas propias del oficio de la historia.

Desde el número 57 (2019), la presencia de artículos y reseñas que tocan la historia del siglo xx e incluso la historia más reciente del siglo xxi se han multiplicado. El abanico temático es amplio, abarca discusiones que van desde las campañas presidenciales, el anarquismo, la historia militar, el comunismo y el anticomunismo, la Revolución Mexicana, el movimiento obrero y campesino, la corrupción, el fascismo, la migración contemporánea, el turismo, la industria farmacéutica, el etnocidio y el genocidio, las consultas indígenas, la esclavitud y la intolerancia a la religiosidad de raíz africana, pasando por estudios históricos sobre la democracia, la fiscalidad, la construcción de redes científicas y de instituciones educativas, la historia del deporte y de la justicia, así como de las bandas musicales de aliento.

Destacan, por los retos que implica su tratamiento metodológico y porque permiten sumar fuentes históricas más allá de los documentos escritos, los textos dedicados al estudio del medio ambiente, como el proceso de desecamiento del lago de Texcoco, la implementación de pesticidas como el ddt, la expropiación petrolera y sus efectos, así como las reflexiones históricas en torno a la relación de los seres humanos con otras especies animales, como los equinos, o bien, perspectivas históricas innovadoras sobre el carácter ambiental conservacionista de los ejidos mexicanos. Todos estos temas son relevantes, pues aportan información para dar cuenta de los efectos del cambio climático que afrontamos. Algo similar sucede con la creciente presencia de investigaciones dedicadas a las mujeres y las relaciones de género a partir de una perspectiva histórica. La revista ha publicado reseñas sobre las mujeres de clase media durante la primera mitad del siglo xx mexicano, artículos sobre la construcción de la enfermería como una profesión, el periodismo y el activismo revolucionario ejecutado por mujeres, y el feminismo en México y Cuba.

Finalmente, en un afán por romper con las barreras impuestas por las fronteras nacionales creadas durante el siglo xx, hemos procurado estar abiertos al diálogo con otras latitudes como Argentina, Chile, Cuba, España, Estados Unidos y Perú.

Mutaciones y escollos en la gestión editorial

En 2015, la revista Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México fue una de las beneficiarias del convenio entre Elsevier y la unam, donde ésta le compraba al primero una serie de servicios editoriales para atender las necesidades de algunas revistas académicas de la universidad. Uno de esos servicios fue la administración de los procesos de recepción, evaluación y publicación de artículos mediante el gestor de manuscritos de Elsevier, operado por ellos, pero en coordinación con los editores universitarios. Sin embargo, para 2019, el convenio había terminado y las revistas tuvieron que encontrar otra manera de gestionar sus procesos editoriales, ya fuera por correo electrónico o a través del uso del Open Journal Systems (ojs) con el que ya contaban desde años antes cuando fue creado —hacia 2009— el hoy portal de Revistas unam. Mientras eso ocurría, Moderna y Contemporánea de México, a su vez, pasaba por cambios importantes en su equipo editorial: se nombró a un nuevo editor y a un editor asociado, quienes contaron con el apoyo de una asistente editorial. Esos cambios en tan poco tiempo supusieron un momentáneo retraso en la publicación de la revista.

El nuevo equipo usó el ojs y el correo electrónico para la gestión editorial cotidiana y comenzó una renovación de políticas y del diseño de la revista. Ese proceso no ocurrió en solitario; en las otras dos revistas del instituto también estaba en curso una reforma. Los equipos de las tres revistas formaron un seminario de editores para diseñar algunas políticas editoriales en común, pero respetando y reconociendo las peculiaridades de cada una y de las comunidades a las que se dirigen, con sus necesidades, temas, tradiciones y prácticas particulares.

Cuando estábamos todos en medio de ese proceso, comenzó la pandemia por el covid-19. La situación de emergencia no interrumpió el seguimiento de las tres líneas de trabajo emprendidas simultáneamente: poner al día las revistas, renovar sus políticas y migrar sus contenidos publicados y su gestión a una nueva página ojs. Todo se hizo pese a las dificultades. A principios de 2021, Moderna y Contemporánea ya estaba en su nueva página y muy próxima a regresar a la publicación puntual e incluso anticipada.

La revista comenzó a atraer más artículos, con o sin convocatoria de por medio. También empezó a ser atractiva para el envío de propuestas de números especiales. El equipo fue aprovechando cada vez mejor el gestor ojs para hacer más eficientes los procesos editoriales, lo cual funcionó y fue reforzado en la segunda mitad de 2022 con la incorporación de una nueva editora asociada, tras la salida del editor asociado previo.

Desde luego, a lo largo de los años nos hemos encontrado con la resistencia de algunos autores y revisores respecto al uso del gestor editorial digital. A todos tratamos de animarlos a conocer y usar las herramientas digitales, pues consideramos que la comunidad académica puede sacar partido de las bondades de la publicación digital de la revista, tales como la agilización de los procesos; el mayor alcance de lectores gracias a la difusión en internet en acceso abierto, con beneficios para la revista misma, pero también para los autores y sus instituciones de adscripción; la interoperabilidad de la página web de la revista con distintos sistemas de información, los cuales potencian aún más la visibilidad de nuestros contenidos; la posibilidad de publicar en diversos formatos con más variedad de tipos de contenidos —por ejemplo, considerar la inclusión de elementos audiovisuales, pero también acompañar los textos con datos de investigación para facilitar la reproducibilidad de los estudios—, entre otros.

Pero no todo es sencillo por el mero hecho de avanzar en la adopción de la publicación digital. Aunque el uso de un gestor editorial digital facilita, centraliza y agiliza los procesos, una revista en crecimiento y consolidación como Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México requiere un equipo editorial especializado y suficiente que, en medio de varias otras tareas del quehacer académico de sus integrantes, pueda además dedicar un tiempo considerable de su jornada a la atención adecuada a todos los actores implicados en la producción y difusión de la revista, particularmente a los autores a quienes se procura acompañar de principio a fin en la mejora de sus textos.

El equipo de Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México debe lidiar, cotidianamente, con viejos y nuevos problemas. Enfrenta desafíos como la recurrencia, por parte de los autores, del envío incompleto de los archivos correspondientes a un artículo o su entrega sin apego a las normas de presentación de originales; la dificultad de encontrar revisores adecuados para cada texto2 y que además envíen sus evaluaciones en tiempo y forma; el aumento de textos recibidos y, por tanto, de carga de trabajo; la sombra de la escasez de recursos para la publicación en un contexto de recortes presupuestales a las universidades públicas como la que edita nuestra revista; la necesidad de actuar apropiadamente en la prevención, detección y tratamiento de casos de plagio académico y del llamado autoplagio; el incremento en la exigencia de adoptar estándares éticos más estrictos, lo cual ocasionalmente encuentra desconcierto, incomprensión, resistencia y descontento entre la comunidad, y desemboca en tensiones durante los procesos editoriales; la necesidad de garantizar la continuidad del personal de cómputo y de edición técnica especializada y suficiente para atender las tareas crecientes que la publicación digital demanda para la administración y actualización del gestor editorial, normalización de metadatos, seguimiento de criterios (rápidamente cambiantes) de indización, generación y actualización de las políticas editoriales, apego a prácticas de ciencia abierta, etcétera.

Lo logrado y los retos a futuro

La revista Moderna y Contemporánea de México se ha actualizado, ha dinamizado sus procesos y renovado su perfil editorial. Con ello ha logrado reafirmar su posición como un foro pertinente para la difusión de los resultados de investigación de la comunidad académica de su área temática, de México y de otros países, en una conversación permanente con los contenidos que editan otras revistas especializadas. Mantiene su vigencia, pensamos, gracias a su renovación editorial, pero también a su sensibilidad ante los cambios que ocurren en el seno mismo de las comunidades académicas de historiadores dedicados al estudio de la historia moderna y contemporánea de México, quienes han ampliado sus intereses de investigación más allá de los ámbitos tradicionales (historia política, por ejemplo) hacia otros derroteros.

Por otro lado, en los últimos cinco años, Moderna y Contemporánea de México ha contado con el equipo y las condiciones para desarrollarse, aunque no sin obstáculos, como hemos referido. Ha logrado mantener la puntualidad en su publicación, mejorar sus procesos y políticas editoriales, avanzar en su posicionamiento en índices y sistemas de información —al reingresar a la lista de títulos vigentes de scielo México, ser indizada en Emerging Sources Citation Index (esci) de Web of Science e ingresar al Directory of Open Acces Journals (doaj), por ejemplo—, optimizar los tiempos de evaluación, diversificar la procedencia de sus autores y revisores, y mejorar la calidad de sus contenidos. Ahora tiene los retos de consolidar la calidad de su gestión editorial y la de sus contenidos, actualizar su página web, y con ello mejorar aspectos de diseño, funcionalidad y usabilidad, así como afianzar su posicionamiento en su comunidad. En un futuro no muy lejano deberá enfrentar, como todas las revistas académicas del área lo están haciendo o lo harán pronto, dos disyuntivas: cambiar su periodicidad o permanecer semestral, abandonar la edición impresa o mantenerla junto con la digital. Habrá que hacerlo en diálogo con su comunidad, cuidando la preservación digital de sus contenidos y haciendo justicia a la tradición que le dio origen y le da sentido.

Fuentes

Bibliográficas

Matute, Álvaro, "Estudios de historia moderna y contemporánea de México", en: Historia Mexicana, vol. 50, núm. 4, abril, 2001, pp. 779-789.


  1. 1 Matute, “Estudios”, 2001, pp. 779-789.

  2. 2 En la revista Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, todos los trabajos que cumplen los requisitos mínimos de envío —artículos, reseñas o textos para la sección Documentaria— son sujetos a evaluación por pares en su modalidad doble ciego.