Ana Paulina Matamoros Vences[*] [0000-0001-6888-1551]
Alejandra Moreno Toscano es historiadora de la ciudad desde la década de 1970. Egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, obtuvo su Doctorado en Historia en El Colegio de México. Ha sido profesora en El Colegio de México, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, en el Instituto de Investigaciones José María Luis Mora y en el Departamento de Historia de la Universidad Iberoamericana.
Es una ciudadana preocupada por los problemas de la capital mexicana, que constantemente transforma sus diversos escenarios. Esta inquietud la ha llevado a ejercer cargos públicos que le han permitido fortalecer las instituciones encargadas del resguardo del patrimonio mexicano. Fue la primera directora del Archivo General de la Nación (AGN) en la actual sede del Palacio de Lecumberri. Estuvo al frente del Instituto SEDUE (Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología), donde coordinó la reconstrucción de las viviendas dañadas por el sismo de 1985. Encabezó la oficina de la Autoridad del Centro Histórico de la Ciudad de México, donde puso en práctica un nuevo modelo para la rehabilitación del Centro Histórico.
Por más de cinco décadas, su trabajo ha sido el referente de introducción a los estudios urbanos mexicanos y a la gestión de centros históricos en América Latina. Ha obtenido diversos reconocimientos, como la Orden de las Palmas Académicas (1983) otorgada por el Gobierno de Francia, el Premio Nacional de Investigación Científica otorgado por la Academia Nacional de Investigación Científica (1986), reconocimiento del Senado de la República a Mujeres destacadas en el Arte, la Cultura y la Academia (2013).
A lo largo de esta conversación, ocurrida una tarde en Coyoacán, la doctora Alejandra Moreno Toscano nos comparte el recorrido de su formación, su opinión ante los retos que enfrentan las ciudades y su pasión por motivar más investigaciones sobre la alguna vez “región más transparente del aire”.
Ana Paulina Matamoros (APM): Cuéntame el origen del Seminario de Historia Urbana del INAH. La década de 1970, hubo tantos cambios en la forma de ver las ciudades y su crecimiento. ¿Cómo decidieron iniciar? ¿Por qué había que estudiar la ciudad del siglo XIX?
Alejandra Moreno Toscano (AMT): Lo interesante es que en los últimos años [de la década de 1970] tuvimos varios estudios de antropología y sociología enfocados en las representaciones y la estructura social de la diversidad de comunidades. A raíz de estas investigaciones, comenzamos a preguntarnos por cómo se reflejaban los problemas urbanos en el tejido de la ciudad.
Cuando el Castillo de Chapultepec fue sede del Departamento de Investigaciones Históricas del INAH, decidimos comenzar con un artículo semanal sobre cuestiones urbanas, se inició uno cada quince días y se publicaron en el Uno Más Uno y luego en La Jornada. Sin embargo, las cuestiones urbanas son complicadas de abarcar en una totalidad. De ahí, hubo quienes se concentraron, por ejemplo, en el tema del agua o en la vivienda popular.
En ese sentido, las notas de aquel tiempo de problemas urbanos nos dieron el punto de partida porque retratan lo que estaba sucediendo, pero había que dar las explicaciones del origen, es decir, las raíces de los problemas. Después de ese momento, comenzamos a preguntarnos cuál era el perfil de la historia urbana para entender lo que pasaba.
Bajo la influencia de Richard M. Morse,1 comenzamos a trabajar los estudios urbanos desde América Latina fuera de la historia del arte, las reflexiones sobre los espacios públicos, cómo las plazas podían tener más allá que una explicación de composición. Entonces, en las reuniones de los investigadores nos preguntamos: ¿cómo fue esa historia? De ahí, se desarrolló una serie de coloquios y la publicación de libros.
Después, pasó una conjunción-separación. Sí, los que estaban interesados en el territorio tenían una cantidad de ideas que se fueron diversificando. Entonces, aquí está una especie de resumen del Seminario de Historia Urbana, es siempre riquísimo. Otro punto interesante de este recorrido es que en realidad no se han vuelto a juntar, con esa magnitud, los que estudian política y participación con los que conocen cómo se construyó la ciudad y los que estudian las técnicas arqueológicas, el conocimiento urbanístico y quienes registran todos los cargos de la participación.
APM: El interés principal del Seminario fue incluir las diversas disciplinas de estudio de temas urbanos que convergen en una ciudad, lo cual presenta un reto de reconocer las diversas áreas de conocimiento, teorías y la propia naturaleza heterogénea de los espacios urbanos, ¿no? En ese sentido, ¿cómo explicarías a la Ciudad de México?
AMT: ésa es una característica de la riqueza de la Ciudad de México. Uno de los esfuerzos de todos los integrantes fue tratar de incluir todos los tipos de barrios y reconocer las diversas comunidades que, por las intervenciones en la ciudad, pueden tener efectos posteriores. Reconocer eso es una riqueza cultural para las ciudades, y eso es algo que caracteriza a Ciudad de México. Una urbe cosmopolita, pues, como no hay dos iguales.
Por ejemplo, los españoles que vinieron antes de 1930, luego en la posguerra e hicieron su comunidad, y se adaptaron al nuevo espacio... Entonces, en eso está una estructura urbana, social, interesantísima, que se sigue nutriendo.
Cuando visitas el Centro hay una sensación de ser absorbidos, y te preguntas: ¿qué es esto?, ¿cómo?, ¿a dónde van?, ¿qué proyectos tienen?, ¿qué quieres hacer con este patrimonio?, ¿cómo se va a poder? No se ve claro. Cuando estuve en la Autoridad del Centro Histórico, lo conocimos a fondo y con todas sus comunidades. De ahí, tratamos una serie de políticas para mejorar la vivienda, pero tienen que ser políticas donde participen los gobiernos y haya acuerdos que puedan cambiar. Entonces, el punto a donde quiero llegar es que las ciudades son reflejo de eso.
Otro ejemplo. Nuestros historiadores de la arquitectura nos explican la parte física de las ciudades, su materialidad, ¿por qué el uso de tezontle para cubrir algunos edificios? Pues porque es una materia accesible de las minas que nos rodean, pero la lógica de su uso es inteligentísima. Es decir, estamos en una ciudad que se hunde, y se trata de poner materiales ligeros para evitar que se hunda como las maderas del bosque, hasta decíamos de chiste, con razón no hay bosque. Entonces, es la historia de una ciudad construida sobre un lago, con un dominio bastante interesante del agua, para evitar que se hundan sus palacios.
APM: ¿Qué aprendizajes tenemos de la estructura subterránea de la Ciudad de México? ¿Qué podríamos preguntarle a esos vestigios, por decir, los canales?
AMT: Entonces, ¿sí puede decirnos todo lo que sabemos de por dónde iban los canales y qué sentido tenían los canales? Explíquenos, ¿cómo se vivía en ellos?, ¿cómo se sostenían los canales? Ahora, en la Nueva España, ¿cómo se conservaron?, ¿se tienen las instrucciones para construir uno? Sabemos que a través de ellos se organiza territorialmente la ciudad, pero no existe un escrito de la época que nos haya dejado más detalles. Perduró, pero su función y sus habitantes han cambiado.
APM: Hablemos de la diversidad de comunidades que hay en una ciudad. ¿cómo contar una historia reconociendo sus contribuciones?
AMT: En el Centro Histórico se han perdido las huellas de su pasado inmediato, ¿y cómo lo sabemos?, por el lenguaje y las palabras. Por ejemplo, los nombres de las calles, las personas ya no saben lo que antes era, se han ido perdiendo esas experiencias. Entonces es como si fuéramos extranjeros en el lugar donde somos. ¿No ha desaparecido? No se ve. Si no lo usas, lo pierdes. Esa explicación cultural es clave para entender a la ciudad, sus propósitos y la dificultad que puede existir para la conservación de su patrimonio.
Otro tema, las fiestas populares que tenían un significado y se fueron construyendo con el tiempo... También, eso fue más adelante, como los noventas que se volvieron entretenimientos, y entonces se volvieron un negocio enorme. Desde el punto de vista de la estructura dura de la ciudad, dejan de tener sentido. Pero aún hay traducciones que se mantienen, cómo se habla en algunas regiones, fiestas populares con increíbles sincretismos, que las vemos y decimos, ¡ay, esto es México! Punto final, ¿qué es México? El caos, ¿sabías? Eso es la Ciudad de México.
APM: Ahí, el reto de la conservación se vuelve gigante. Si la Ciudad de México es caos, debemos de mantenerlo en un equilibrio y prever los retos futuros, como la falta del agua.
AMT: Ah, bueno, ahí entran las políticas públicas que prevén eso, que son una derivación del tema urbano a las que debemos de prestar atención. Hoy en día, el reto de la conservación en una ciudad que le falta agua se vuelve complejo. Habría que ver cómo fue que las zonas que sufrieron por la ausencia de este líquido quedaron dentro de la estructura urbana para entender los retos del suministro. Pero es parte de los estudios urbanos actuales, por ejemplo, ¿qué pasa con la ciudad y sus tendencias de crecimiento? Esto es muy claro, que son derivados del comercio internacional y dejan, nuevamente, el ciclo abierto para entender la diversidad y la forma urbana que está generando.
APM: Volvemos al contenido central del Seminario de Historia Urbana. Pensar en las formas de intervenir y los efectos que se generan en las ciudades. ¿Qué podrías comentar sobre los componentes de la historia urbana hoy en día?
AMT: Se puede hacer muchísimo para hablar de la historia urbana, desde la escala del territorio, los componentes heterogéneos de la sociedad y la metodología de la historia. Es necesaria la combinación de todos los elementos. Claro, hay detalles particulares según el caso, pero de ahí viene lo divertido de entrar a una biblioteca, hablar con personas que saben, y escribir. Todo eso tiene un significado tremendo y no es algo de juguetes. Entonces, es una responsabilidad que hemos también minimizado. El estudio de los pasados es celebrar a las comunidades y sus espacios, ¿sabes?
Si lo integras, es un super terreno, porque además la ciudad vive y se va cambiando. No es algo para asustarse, cambia según se quiere que cambie. La población no siempre lo va a querer, pero pasará, lo mismo si no lo quisieran las instituciones. Ahorita una preocupación que tenemos es el problema de la sequía. Porque desplaza a la población, se van familias a las ciudades o a un lugar donde piensan que no tendrán el problema, pero no es un problema de resolver en un par de meses. Porque no hay una política que prevea eso.
A lo largo de esta conversación, Alejandra Moreno nos comparte su pasión y preocupación latente de las ciudades, las claves de la riqueza de su patrimonio y la importancia de las comunidades que habitan. Para ella, la investigación histórica es la fuente que puede detonar políticas públicas para la promoción de espacios y dinámicas urbanas que son vitales para la riqueza de la vida en la ciudad.
Hace cinco décadas, el Seminario de Historia Urbana del Departamento de Investigaciones Históricas del INAH (1974) comenzó su operación, otorgando un espacio multidisciplinar para la investigación histórica que marcó un precedente como ningún otro en el campo de la historia urbana mexicana y consiguió darle una consolidación para tener cruces entre disciplinas, que son tanto necesarios como enriquecedores para fines de dimensionar el pasado, presente y futuro de nuestras ciudades, y esfuerzos coordinados dentro de los cuales Alejandra Moreno Toscano se posicionó como una pionera de esta disciplina.2
Los integrantes de dicho Seminario abarcaron temáticas desde la sociología como las dinámicas familiares y laborales en la dimensión de una ciudad, o bien, desde el análisis económico sobre los aspectos del valor del suelo y la normativa que se genera por consecuencia de los negocios inmobiliarios. Estos textos se han convertido en indispensables para iniciar la formación en los estudios urbanos históricos o, cuando menos, en la provocación a preguntarse cómo se construyen los espacios que habitamos, ya sea que seamos historiadores, arquitectos, sociólogos, politólogos o demógrafos. La riqueza de las fuentes documentales rescatadas también ha logrado mantener esfuerzos para fomentar la conservación de dichos acervos que han servido para nuevas investigaciones.
Les invitamos a continuar sumando análisis y perspectivas sobre el trabajo de esta autora, a partir de la lista que hemos reunido de sus publicaciones sobre ciudades e historia urbana.
Moreno Toscano, Alejandra (coord.), Carlos Aguirre, Sonia Lombardo de Ruiz, Celia Maldonado, Ma. Dolores Morales, Carmen Reyna de Krammer, Rosa María Sánchez de Tagle, Fuentes para la historia de la Ciudad de México con una bibliografía sobre desarrollo urbano y regional preparada por Luis Unikel, México: Departamento de Investigaciones Históricas-Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1972, 269 pp.
Moreno Toscano, Alejandra , “Notas sobre la organización de las ciudades en China”, en: Estudios de Asia y áfrica, vol. 10, núm. 1, 1975, pp. 65-74, versión digital en: <https://bit.ly/3yhW1sm>
[2] Tanto Gerardo Martínez Delgado como Sergio Miranda Pacheco, dentro de sus balances historiográficos de la historia urbana mexicana, marcan un antes y después a partir del trabajo del Seminario. Para más detalles, véase: Gerardo Martínez Delgado, “La historiografía urbana en México, una larga historia y un balance de conjunto: de las viejas inquietudes a las nuevas incertidumbres y escenarios”, en: Gerardo Martínez Delgado y Germán Rodrigo Mejía Pavony (coords.), Después de la heroica fase de exploración. La historiografía urbana en América Latina, Guanajuato: Universidad de Guanajuato / Editorial Pontificia Universidad Javeriana / FLACSO Ecuador, 2021, pp. 150-151; Sergio Miranda Pacheco, “La historia urbana en México. Crítica de una historiografía inexistente”, en: Héctor Quiroz Rothe y Esther Maya Pérez, Urbanismo. Temas y tendencias, México: UNAM, 2012, p. 353.