Pedro Urquijo, Adi Lazos y Karine Lefebvre (coords.), Historia ambiental de América Latina:
enfoques, procedimientos y cotidianidades,
Morelia: ciga-unam, 2022, 720 pp.
doi: https://doi.org/10.15174/orhi.vi20.25
Reseñar una obra de la magnitud de Historia ambiental de América Latina no es una tarea fácil. Sus páginas contienen las perspectivas de cincuenta y tres colaboradores. Algunos de ellos han cimentado el campo de la historia ambiental —como Micheline Cariño, Claudia Leal y Emily Wakild— y otros representan un nuevo impulso a la disciplina con investigaciones centradas en la energía, la basura y el clima. Los autores tienen enfoques que vienen de un amplio rango de disciplinas como la geografía, arqueología, arte, ecología, economía y, por supuesto, la historia. El volumen se divide en cinco apartados temáticos: “Posicionamientos teóricos e historiográficos”, “Perspectivas interdisciplinarias”, “Enfoques metodológicos”, “La naturaleza como documento histórico” e “Historia pública y cotidianidades”. Como reseñar una obra de treinta y seis sucintos capítulos tan diversos se antoja complejo, me daré a la tarea de explicar al lector lo que el libro es y no es.
Comenzaré por lo que no es. Este libro no es un instructivo, no es un resumen de lo que se ha escrito de la historia ambiental de América Latina y no es una discusión del devenir de la historia ambiental como quehacer académico. Entre las muchas aportaciones de los autores, no figura el convencer de que hay una forma de pensar, investigar, escribir y reescribir la historia ambiental. Esto es especialmente notorio en el apartado dedicado a los enfoques metodológicos, donde el lector no será persuadido de ceñirse a un canon para acercarse a la escritura de temas ambientales con una mirada retrospectiva. Por el contrario, se topará con nueve nutridos capítulos que exponen diferentes procedimientos en el uso de las fuentes de consulta, que van desde las tradicionales fuentes documentales hasta las orales, representaciones cartográficas, fotografías y videos. Historia ambiental de América Latina tampoco es una síntesis de lo que se ha escrito en cuanto a la relación entre agentes humanos y no humanos a través del tiempo, ni tiene páginas devotas de forma exclusiva a debatir el camino que ha tomado y puede tomar como línea disciplinar en el ámbito académico.
Sin embargo, Historia ambiental de América Latina sí es un instructivo, una síntesis de lo que se ha escrito de la historia ambiental de América Latina y una discusión del camino andado y el devenir de la historia ambiental en la academia. Los autores y coordinadores de esta obra no intentan, en ningún momento, convencer al lector de que hay una forma de pensar, investigar, escribir y reescribir la historia ambiental, ¡sino muchas! Y, por ello, hay una abundante cantidad de contribuciones que ahondan en las múltiples narrativas de interpretación con las que se ha y se puede aproximar a la historia ambiental. La interdisciplinariedad analítica únicamente fortalece el campo de estudio.
Este volumen también es una síntesis de lo que se ha escrito de la historia ambiental de América Latina. En sus páginas podemos encontrar más que ejes narrativos que han conducido la historiografía ambiental de la región hasta hoy, cuestiones relevantes que la caracterizan. Temas que hablan de grupos humanos, actores no humanos y las relaciones de poder que los cruzan. Por nombrar algunos ejemplos, encontramos discusiones sobre el Antropoceno, las ciudades y la ecología urbana, las sociedades rurales, los paisajes culturales marítimos, la Revolución Verde, las migraciones, la relación humano-animal, las plantas, la conservación y las reservas naturales, los procesos de colonización y sus consecuencias ambientales o cómo se ha conceptualizado la modernidad y cuál es su lado sombrío.
Historia ambiental de América Latina también esboza una nutrida conversación del camino andado y el devenir de la historia ambiental como campo de estudio académico. El lector podrá encontrar análisis sobre cómo el estudio de los suelos nos ha ayudado a trazar un recorrido de lo agronómico a lo ambiental, por ejemplo, a partir de la recolección, clasificación y preservación de semillas nativas de maíz, o la manera como el excursionismo nos ofrece un novedoso camino para adentrarnos en la historia del territorio y las posibilidades del uso de la bicicleta como vehículo, material y metafórico, para indagar el paisaje, sin olvidar las contribuciones del cine a la historia ambiental como subcampo disciplinario.
Ahora bien, ¿quiénes podrían beneficiarse de la lectura de esta obra? Creo que éste, ante todo, es un trabajo de consulta y, como tal, puede ser atractivo a todo aquel que se encuentre interesado en la historia ambiental de América Latina como campo de estudio, como quehacer académico o como ambos. ¡Cómo me hubiera gustado tener a la mano una herramienta de consulta así en mis estudios de licenciatura! Quizá me hubiera tomado menos tiempo llegar a la historia ambiental. Para aquellos estudiantes que se encuentren interesados en explorar esta línea de trabajo, este libro es sumamente útil por ofrecer respuestas y también por abrir el debate para complejizar las preguntas. Como lo refiere Wilson Picado en el prólogo, “la historia ambiental latinoamericana es un ecosistema joven pero vigoroso” (p. 9). Valoración que se suma a lo expresado por los coordinadores a propósito de que “la historia ambiental es un campo interdisciplinario y transdisciplinario que requiere un amplio manejo de herramientas” (p. 14). Por medio de casos concretos, el libro expone la manera en que distintas disciplinas fortalecen el estudio de la historia ambiental. Por ejemplo, Cynthia Radding demuestra cómo la dimensión etnográfica sirve para dar a conocer los nexos entre los procesos históricos del pasado y los problemas y aspiraciones que expresan las comunidades indígenas en el presente, mientras que Fabiana Carla Guarez nos enseña cómo el uso de la comunicación epistolar es útil para entender el sentido en el que polacos en Brasil describieron el ambiente, las condiciones climáticas, la fauna y flora y el proyecto agrícola con relación a la propiedad. Por su parte, Anuschka Van’t Hooft y Valente Vázquez Solís presentan una propuesta para trabajar de manera colaborativa y respetuosa con comunidades indígenas sobre su forma de ver, entender y actuar en su entorno natural a través de la tradición oral. Y Elizabeth Chant y Natalia Gándara reflexionan cómo la cartografía, y los mapas en particular, son importantes fuentes que representan distintas formas de entender y proyectar el espacio y la relación entre la sociedad y el medio ambiente.
Los estudiantes de posgrado que ya tengan conocimiento sobre qué es la historia ambiental y se encuentren interesados en ahondar en su metodología, también van a encontrar este libro de gran utilidad, pues más que identificar qué se ha dicho de América Latina desde la historia ambiental, accederán a textos que los animarán a imaginar lo que queda por decir y la manera de abrir nuevos caminos, es decir, nuevas narrativas, fuentes y metodologías. Los seis capítulos del primer apartado, “Posicionamientos teóricos e historiográficos”, van a ser de mucha utilidad en este aspecto. Pedro Urquijo, por ejemplo, narra la historia de la historia ambiental en América Latina y, al hacerlo, muestra los derroteros, bifurcaciones, conectividades, alcances y limitaciones del campo de estudio. Basta un breve ojeo a las referencias bibliográficas listadas al final de cada capítulo para darse cuenta de que se trata, también, de una sustantiva compilación tanto de los trabajos que han cimentado el debate historiográfico como algunas de las más recientes y novedosas contribuciones. Los colaboradores de esta obra no sólo aportaron con aquello a lo que han dedicado su tiempo y esfuerzo, sino que también apuntaron lo que queda por responder. Por ejemplo, cito de nuevo a Wilson Picado, quien apunta que “la gran omisión en las agendas de investigación es la historia ambiental bajo los enfoques de género y visibilizar y reivindicar el papel de la mujer en el cambio ambiental en la historia” (p. 10). Reynaldo de los Reyes nos dice también que faltan estudios sobre energía, pues los científicos biofísicos no pueden definir los riesgos del planeta sin ayuda de las humanidades y las ciencias sociales (p. 110).
Finalmente, quienes nos dedicamos a la historia ambiental de América Latina tanto como materia de investigación como de docencia, podemos obtener mucho de este libro. Se trata de una obra de referencia a la cual orientar al estudiante de pregrado y posgrado. Pero también es una obra que nos ayuda a cuestionarnos cómo llevar la historia ambiental más allá de la imprenta, incluso al mismo salón de clases. Emily Wakild y Michelle K. Berry, por ejemplo, nos invitan a repensar los planes de estudio que diseñamos como una pieza de erudición, una promesa, un mapa, un comunicado, un argumento y una controversia, todo esto en ese solo documento. Además, este trabajo de colaboración nos provoca también cuestionarnos por qué hacemos lo que hacemos y para quién. O como lo dice Claudia Leal, “¿quién hace historia y con qué fin?” (p. 595). La cada vez más imperiosa historia pública, por ejemplo, es la reconstrucción del pasado que se forja y expresa fuera de la esfera académica, y su riqueza, Leal defiende, no sólo radica en a quién llega sino también en los espacios donde se practica y las reflexiones que la alimentan y que genera sobre lo que significa hacer historia.
En mi caso, la lectura de Historia ambiental de América Latina fue también una fuente de inspiración. Conocer los increíbles temas a los que mis colegas dedican sus días de estudio, las fuentes con las que trabajan, los sujetos con los que dialogan y las preguntas que les hacen, me anima también a producir nuevos entendimientos y narrativas y ésa, creo yo, es la mayor contribución de esta obra: recordar por qué nos interesamos en la historia ambiental en primer lugar y reconocer todas las alternativas que brinda. Como señalé al inicio, reseñar una obra de esta magnitud no es una tarea fácil. Aun así, no es, imagino, comparable con lo complejo que debió haber sido coordinarla. Por ello, finalmente, reconozco y agradezco a Pedro Urquijo, Adi Lazos y Karine Lafebvre. Con su trabajo, han enriquecido nuestro campo con una valiosa y extensa obra de consulta, por fin, en español.
Viridiana Hernández Fernández
University of Iowa, Estados Unidos de América
orcid: 0000-0003-0321-8702
viridiana-hernandez@uiowa.edu
Fecha de recepción: 20 de enero de 2024
Fecha de aceptación: 14 de mayo de 2024